martes, 21 de septiembre de 2010

La biblioteca de Sairtún

Humberto Ruiz

Oí extractos del libro, La Biblioteca de Sairtún o Memorias del Octavo Sabio, embelezado como todos los presentes, cuando el Poeta fue recibido como individuo de número, en la Academia de Mérida (Venezuela) y leyó algunos de los relatos contenidos en la obra.  Dijo que peregrinaría tras un editor para ver el libro, como se dice en criollo, en blanco y negro.

El día de cierre de la décima tercera edición de la FILU, éste año, el Poeta presentó su obra  ante un público de amigos y curiosos, por saber de qué se trataba.

Finalmente el libro se puede comprar. Hoy, en un arrebato de valentía, decido escribir  sobre  el libro del Poeta. Soy un apasionado de los libros y de  su publicación. A veces,  también los leo…  como es el caso.


La Biblioteca de Sairtún… es un libro escrito en la Mérida de los caballeros por un llanero venezolano.  Un llanero que declara  su amor por esta ciudad tan lejana y diferentes de su tierra y por los libros que en ella aprendió a amar. Pero, esto no lo dice en el libro, lo expresó en la presentación.  

La voz en el relato es la del Octavo Sabio, aunque el que aparece escribiendo es el Poeta, a pesar que él lo niegue.  De hecho, dice: “… me agrada de sobremanera el que se sospeche que sea yo el autor de unos relatos tan bellos, tan llenos de gracia, de erudición…”  Son 86 relatos cortos numerados y  otros catorce que no lo están. En cada uno se recogen las vicisitudes del Octavo Sabio con los autores de la biblioteca de Sairtún, los personajes de los libros de la biblioteca  y muchos de los amigos del Poeta. Autores y personajes que se van entrelazando con hechos vividos, con narraciones contenidas en los libros, con la vida y la imaginación de quien escribe.       

De la Grecia de Homero, pasando por el medioevo europeo y llegando hasta el actual proceso venezolano, el  Poeta, teje y entreteje vidas, amores, diferencias, circunstancias y deseos. La amplitud y el conocimiento de la biblioteca se evidencia en expresiones de erudición y soltura de los relatos, paseándose con ligereza y profundidad en cada uno de ellos. Así dice: “Por primera vez lo confieso: yo fui uno de los pretendientes de Penélope y, desde luego, también me quedé con los crespos hechos.”     

Uno de los autores colombianos que he leído con la sana envidia de llegar algún día a escribir un solo párrafo como él es Álvaro Mutis. Debo confesar mi emoción  cuando el Octavo Sabio, relató su encuentro con Maqrol el Gaviero, en un prostíbulo de Estambul. Y remite el Octavo Sabio -o el Poeta- a uno de los libros de la biblioteca:  “Quien quiera saber más sobre mi amigo Maqrol lo invito a que busque en la biblioteca de Sairtún Un Bel Morir, la versión que más parece ajustarse a una realidad sobre la muerte del Gaviero.”  No voy a cometer el desatino de decir dónde queda Sairtún, pero sí,  quién es el Poeta. Es un llanero que se hizo merideño y en esta ciudad  dio rienda suelta  a su amor por la palabra: Adelis León Guevara.

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