miércoles, 17 de noviembre de 2021

Ciudad de la fantasía

 

Por: Santiago Ruiz Rojas 


Huir de todo. Huir de la ciudad, de las nubes grises, del trafico, de los insultos de los transeúntes en cada esquina, del día a día intentando sobrevivir en una ciudad desértica, entre la humedad del mar y el toxico humo que liberan sus habitantes constantemente. Tomar un bolso para salir volando de esta metrópolis automatizada, salir a buscar esa paz que hace años se ha ido. Encontrar eso que se ha perdido con el tiempo, la paz de sobrevivir al constante cambio. 

Segundos inolvidables con la mente en blanco cuando te das cuenta que lo que hace falta es el amor. El amor de respirar en calles de tranquilidad, calles de piedra, caminar en lo profundo del bosque. Atravesar el centro de la ciudad en largas caminas nocturnas. Buscar un motivo que me haga permanecer luchando, entre calles nuevas de una ciudad que te acoge con tranquilidad, donde puedes respirar el aire puro sin sentir los químicos de la constante contaminación inundando lo profundo de los pulmones.  Encontrar un lugar donde se logre soñar cómo crear cosas inolvidables, en esto que llaman vida.

 

He huido a calles nuevas, donde logro comprender  día a día partes de mi, que he ido ignorando, hablando, conversando y haciendo nuevos amigos efímeros que llegan para avivar mi alma y luego seguir su propio camino. Había estado tanto tiempo en modo automático con mi esencia apagada. He encontrado un lugar donde la luna, como las estrellas, iluminan los caminos, sabiendo que el mundo no es justo como el rencor de otros es lógico y el amor se marchita si no se riega, que la muerte no avisa cuando llega. 

 

Así, con mis veintitrés años y la carrera universitaria que he decido llevar para ayudar a otros  y explorar el mundo, a través de las ciencias y el arte. Busco disfrutar cada lugar explorado, cada conversa que llevo a cabo con los desconocidos del camino para traer iluminación a sus senderos oscuros. Muchas almas caminan sin sentido, sin saber de sus sueños o sin entender qué hacer ante su vida. Por eso vivo, para ayudar a los que se crucen en mi camino a encontrar motivación, a crear el mundo de sus sueños, como dicen algunos: “somos polvos de estrellas, un abrir y cerrar de ojos”.

 

Por ello,  con risas, verdad, conocimiento y empatía, ayudo a los que pueda en este camino tan corto que me regala el estar vivo. Mientras los ayudo, con mis cuentos e historias de la verdad de la vida, las estrellas, como todas esas otras cosas de ellos, me ayudan a entender distintos puntos de vista, distintas perspectivas, que me van contando con los relatos de sus vidas. Todo eso me llenan el alma para mejorar constantemente el día a día.


Mientras recorro estas calles de piedra de la ciudad de la fantasía, conozco a una de esas personas que solo encuentras pocas veces en la vida, que te inspiran a ser mejor constantemente, a contar todos los secretos del universo que uno se a guardado dentro del pequeño mar de tu mente.  Es una relación que inspira vida, verdad y seguridad, dejándote como un naufrago en un mar de dudas. Quieres conocer cada pequeña parte de la historia del personaje. Es una de esas personitas con las que el tiempo se detiene, donde los coincidencias como el umbral del destino pone un encuentro inevitable que ha de favorecer a ambos, sabiendo que están destinados a conocerse, aprender todo el uno del otro, pero ambos sabiendo que todo es efímero. En fin,  sabiendo que deberemos marcharnos lo más rápido posible. Es la maga que llega a iluminar los caminos que se creían perdido, con su cabellera roja y una seguridad que todo esta conectado pasando hasta el fin. 

Yo que buscaba el sentido de vivir, en este largo viaje descubrí que el sentido no es más que la vida en sí. Abrazo todo, ahora que me elevo.  Lo que nos colma nos hace más leves.  Si la verdad se esconde, ahora se dónde: está en el amor, en un amor que aún no tiene forma. No existen las palabras para definirlo.   

 

Ahora que abandono la ciudad de la fantasía donde la maga se queda iluminando la vida de los transeúntes, yo debo ir a la metrópolis a iluminar el corazón de los seres que caminan sin sentido, esperando en algún momento volver a coincidir en alguna nueva era o quizás otra ciudad de fantasía. Siendo seres totalmente imperfectos, siendo personas distintas, pero buscando siempre mejores versiones de nosotros mismos. Así, mientras tanto intento escribir y volver a vivir para hacer  de ese circulo, un maravilloso existir.

 








2 comentarios:

  1. Santiago, escribes muy bien y lo que sientes lo transmites con pasión.
    Para dar, no olvides, primero debes estar tu bien.

    Sigue tu ruta, siendo tu mismo.

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