La primera edición de la obra se produjo hace ya 26 años, pues se publicó
en 1988. Debo confesar que no había leído el libro de Cartay, pese a conocer su
existencia. ¡Cuántas cosas no hemos leído, a pesar de ser ávido lector! Pero,
un regalo es un regalo, y ahora estamos mucho más interesados en temas de
nuestro terruño.
Cartay recoje una variopinta cantidad de temas sobre la gastronomía de la
Ciudad Serrana. Para ser exactos son 58 capítulos, más bien cortos la mayoría
de ellos. No se si hay adiciones al texto que vio la luz en la primera edición. Sí nos dicen que ahora
se han agregado fotografías de lugares y de recortes de los múltiples
periódicos locales, sobre temas de gastronomía, que fueron la base de la
investigación que permitió darle forma a la obra.
En esta edición se agrega un texto de Roberto Rodríguez Abreu: Testimonio literario, en donde trata las
contribuciones de cuatro merideños y un trujillano, todos ellos escritores, al
tema gastronómico: Tulio Febres Cordero, Antonio Espinetti Dini, Gonzalo Picón
Febres, Mariano Picón Salas y Mario Briceño Iragorry.
Para un merideño, de una familia asentada en la meseta desde hace ya mucho
tiempo, la lectura del libro es un gozo extraordinario y una forma de conocer a
esta ciudad y su gente. Debo indicar que
descubrí cosas que se decían en mi casa familiar que había olvidado. Por ejemplo,
el término “pasajero”, que era usado
para indicar los alimentos que servían para hacer más completo el consumo de la
arepa y en general los desayunos y las cena. De nuestras remembranza me llega que en casa se acompañaba con el “aguamiel”. Que por cierto, no recuerdo
que lo nombrase el autor.
Otro tema que me llamó la atención fue la tradición dulcera de las familias
merideñas y el hecho que unas tías mías,
que vivían en la Quinta Marialola,
también participaban de esa
usanza y vendían al público su rico dulce de guayaba. Además, hacían unos dulces con diversas frutas que
se llamaban “teteros” que lamentablemente no tenemos la receta. Era de
antología el arroz con leche de María Edilia, la mayor de las tías.
La diversidad de aspectos que Cartay trata de la gastronomía han sido completados con referencias a establecimientos
comerciales, a lugares de la ciudad y personajes muchos de los cuales eran
nombrados en mi casa familiar. Por ejemplo el Botiquín 14 de Enero, de Leopoldo Gelsi; la Joyería El Tiempo de Grosman: la Lavandería
del Chino Ramón Tan: y el Almacén de
Arturo Murzi, entre otros muchos establecimientos y personajes De todos ellos oí hablar en nuestra casa y
algunos de ellos llegué a conocer.
Ciertamente, el libro es una historia gastronómica de Mérida. Pero va
mucho más allá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario