miércoles, 6 de junio de 2018

Un merideño ilustre y olvidado

Gonzalo Picón Febres (*)
Hace unos días se realizó un conversatorio en la Academia de Mérida sobre Gonzalo Picón Febres (Mérida 10.09.1860 – Curazao 06.06.1918).

Participaron de forma  principal, Ricardo Gil Otaiza, Presidente de la Corporación y José Manuel Quintero Strauss, Individuo de Número. 

El expositor invitado fue Luigi López.  

Voy a referirme exclusivamente a esta última exposición. Fue la más novedosa para mi, independientemente de que las otras fueran muy buenas e interesantes.

López expuso sobre su participación en la comisión que, en la década de los años 80 del siglo XX, con el propósito de celebrar los 150 años del nacimiento del personaje,  intentó localizar los restos mortales de Gonzalo Picón Febres en la isla de Curazao en donde había muerto el 6 de junio de 1918.  Es decir, un día tal como hoy, hace cien años. 

La finalidad de la comisión a la que perteneció Luigi López era  propiciar que los restos de Gonzalo Picón Febres fueran repatriados a Mérida y finalmente sepultarlos en el Panteón Nacional de Venezuela, en la capital del país. 

La memoria colectiva de Mérida en esa época,  la década de los 80 del siglo pasado, asumía  que los restos de Picón Febres  estaban perdidos  en Curazao y que era posible que su tumba hubiera desaparecido. Pero no era así. López narró en el conversatorio, en la Academia de Mérida, cómo encontraron  la tumba en Curazao, en el cementerio Católico de Willemstad,  y para sorpresa, la hallaron en muy buen estado.  Una nieta del intelectual merideño se encargaba de mantenerla limpia y cuidada.  Narró López que el  hijo que acompañó a Gonzalo Picón Febres en búsqueda de salud en la isla en 1918  terminó quedándose allí a la muerte de su padre y formando familia, que con el tiempo se olvidó de sus ancestros venezolanos. 

Túmulo de GPF (Foto Luigi López)
Al final, los tramites que auspició la comisión y López,  no se concretaron y los restos de Gonzalo Picón Febres siguen descansando, “en paz”, en un cementerio de Curazao. La historia es digna de una película. Le pedí a Luigi López una entrevista  y hablamos más en detalle sobre su interés en Picón Febres  y la búsqueda de su tumba, así como los esfuerzos, hasta ahora infructuosos, para repatriar sus restos. De esa conversación me quedó un libro y las fotos que acompañan al texto.        

Debo confesar que es poco lo que conocía de éste merideño,  intelectual y funcionario político. Lo único que sabía es que su nombre lo lleva el más importante instituto de investigaciones literarios de la Universidad de Los Andes (ULA).  En nuestro caso, escasamente conocía que fue él quien inició el  análisis de la literatura venezolana del siglo XIX, con rigurosidad científica.  Antes de Picón Febres, lo escrito fueron loas o denostaciones, según las afinidades que con los autores,  tenían los analistas de la literatura venezolana.  Además, es el ascendiente de uno de mis mejores amigos de la infancia: Gabriel Picón Bermúdez. Poca cosa es lo dicho hasta ahora.

Actualmente, tampoco he avanzado en conocer mucho más de la vida y obra de Gonzalo Picón Febres. Dicen de él, en el Diccionario General de la de la Literatura Venezolanaque fue: ”Poeta, novelista, cuentista, crítico, filólogo, ensayista, articulista”[1]. Se debe indicar que  a lo largo de su vida fue también funcionario del gobierno nacional y del servicio diplomático en diversos destinos: Europa, Estados Unidos y América Latina. La última condición, la de funcionario diplomático,  la cumplió desde su primera designación en Francia en 1888, el mismo año que se casó con Josefa Antonia Lares Paredes. Concluyó su labor diplomática al término del gobierno de Cipriano Castro en 1908. En ese momento se encontraba en Nueva York como cónsul de Venezuela. Cargo en el cual es designado otro venezolano, y después de tantos años como funcionario, simplemente se le dan las gracias por su servicios, quedando fuera del nuevo gobierno. Al no estar de acuerdo con el  presidente, Juan Vicente Gómez, regresa  a Mérida y se concentra en la labor educativa  en la Universidad de Los Andes y a su actividad intelectual. 

En 1889 publicó su primer libro: Páginas Sueltas. Al siguiente año  ve la luz: Revoltillo. Poco después, en 1893,  se edita Caléndula[2], su primer poemario y en el mismo año también, su primera novela: Fidelia. Poco después, ya estando en Mérida, al regresar de su designación como funcionario en varios países latinoamericanos,  sigue publicando. En 1895: Claveles  encarnados y amarillo, su segundo poemario y también su segunda y tercera novela: Nieves y Lodos;  y,  ¡Ya es hora!. Al año siguiente, 1896 aparece Notas y opiniones (crítica literaria). En 1898 escribe su novela Flor (1905), que no publicará sino años después. Mientras que su novela más famosa: El sargento Felipe, fue publicada por primera vez,  en 1899 y cuya lectura inspiró a Luigi López para estudiar al personaje y años después insistir en que se repatriaran sus restos[3]La literatura venezolana en el siglo diez y nueve(1906) es considerado hasta hoy el trabajo más “serio sobre la historia y la crítica literaria del pasado siglo venezolano”, lo expresan en el Diccionario General de la Literatura Venezolana (1987-394, t.II).  Ya retirado en su natal Mérida publica todas las criticas sobre sus obras en Teatro critico venezolano (1912). Una revisión de todas su obra escrita y publicada en vida o posteriormente, requerirá una revisión detallada  y un trabajo sobre lo que existe en las bibliotecas de la ULA y que no es el objeto de esta breve nota recordatoria de Gonzalo Picón Febres. 

Finalmente, deseo sintetizar que uno de los investigadores que ha estudiado el personaje desde la perspectiva de su obra ha sido Lubio Cardozo.  En elDiccionario… Cardozo sintetiza la obra de Gonzalo Picón Febres  en cuatro característica[4]: 1. En todos los géneros que cultivó fue: “agudo, novedoso, audaz y original…  Tuvo conciencia del oficio, comprendió el significado y el deber del escritor…”. 2. No se afilió a corrientes literarias ni grupos de ninguna especie y por ello, nos dice Cardozo: “Para poder perpetuar sus ideas estéticas, era preciso un gran sacrificio, escribir con desgarramiento, cambiar la tranquilidad y el ocio por el arte, inmolarse a la causa de la literatura”.  3. Así mismo nos dice Lubio Cardozo: “… previó el peligro del colonialismo cultural… Ante ello levantó una obra nutrida en mucho  del solar nativo, pero cuando no fue suficiente, entonces buscó en lo hispánico el soporte de sus libros…” Escribió ocho obras sobre critica literaria y solo tres son suficientes para destacar su valor como intelectual: Nacimiento de la Venezuela intelectual (1906); La literatura venezolana del siglo diez y nueve (1939); y, Don Simón Rodríguez (1939).  Estas dos últimas publicadas luego de su muerte. 4. Por último, Cardozo destacó el sentido de sacrificio que su quehacer intelectual implicó. Así se pregunta: “¿Porqué tanto sacrificio? ¿Por qué ese hombre dedicó tantas noches a la luz de una lámpara para rescatar la cultura de un país que no iba a reconocerle  sus méritos en vida?”. Y podríamos concluir que, tampoco una vez muerto. 

En fin,  sean estas pocas líneas un homenaje al merideño ilustre y poco conocido -o  desconocido por un público no especialista-, Gonzalo Picón Febres, al cumplirse los 100 años de su muerte, cuando tan solo tenía 58 años de edad. Y, que sus restos mortales, permanezcan en donde el destino haya decidido que estén. Sea Curazao, Mérida o Caracas.    


 Notas 


[1]Ver:Instituto de Investigaciones Literarias “Gonzalo Picón Febres” (1987):Diccionario General de la de la Literatura Venezolana, tomo II, pp. 394-396. Mérida, Universidad de Los Andes (Venezuela). 

[2]El libro obsequiado por Luigi López fue la segunda edición a cargo de Luigi López de Calendula(2011): Mérida, Universidad de Los Andes, Talleres Gráficos Universitarios, Mérida (Venezuela), que forma parte de de una colección editada por López titulada: Libros Antiguos. Caminando por la ciudad de Ayer.

[3]La información aparece en la presentación de Caléndula(2011). 

[4]Ver la referencia que hacen sobre un trabajo de Lubio Cardozo (1971): “Gonzalo Picón Febres. Vida y poesía”. Revista Nacional de Cultura, Caracas, Núm. 196, Año 30, pp. 14-16.

(*) La foto de Gonzalo Picón Febres aparece en la edición de Caléndula (2011). No se indica fuente ni año. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario