viernes, 8 de marzo de 2019

Antes del amanecer…

Sierra Nevada de Mérida (Venezuela).
Van ya casi dos meses sin escribir y por supuesto sin publicar textos nuestros aquí. 

Para mi escribir es uno de los placeres que decidí realizar, hace algunos años,  hasta que el cuerpo aguante y la mente lo permita. 

De los otros tres placeres escribí en nuestro último post, y si nuestros lectores desean saber cuáles son, pueden conocerlos, cuando lea la invitación que hice para un conversatorio sobre nuestra experiencia en el Camino de Santiago

De tal manera que, no escribir por casi sesenta días es una rareza en nosotros. ¡Casi un pecado!  
El pasado diez de enero del 2019 un amigo invitó por twitter, junto con muchos otros, a manifestar repudio por la juramentación de Maduro para un nuevo período presidencial en Venezuela. Debo reconocer que no participé y las fotografías del evento mostraban poca gente. Me sentí mal por ambas cosas: no participar y la poca asistencia. 

Tan sólo tres días después de este hecho, en una reunión familiar, a la que asistimos once personas, diez de ellas me expresaron –sin yo preguntárselos-  que iban a participar en la manifestación del 23 de enero, convocada por Juan Guaidó. Y lo hicimos, junto con millones en toda Venezuela.

Lo que ha ocurrido, desde ese día 10 de enero, en estas primeras jornadas del 2019, en Venezuela, no creo que sea necesario repetir y tampoco analizar. Ya habrá tiempo de hacerlo cuando salgamos de la coyuntura que transitamos.  Simplemente, estos días los hemos vivido. Dudo que algún venezolano, dentro o fuera del país no haya sido impactado.  La enorme mayoría, positivamente. 

Vivo la situación venezolana en carne propia. No solo la falta de medicamentos, el costo de los alimentos y de cualquier necesidad, sino también la diáspora. Tres de cuatro hijos  y cuatro de seis nietos viven fuera del país. No es poco para alguien que espera vivir cerca de los suyos sus últimos años con el calor de su familia en su entorno cercano. De tal forma que, estos días me han dado esperanza. Mucha esperanza. 

Ayer mientras escribía las líneas anteriores se fue la energía eléctrica. Han sido más de 24 horas en la mayor incertidumbre y oscuridad. Pero, quiero ser positivo. La foto que acompaña éste texto es de un amanecer mirando la Sierra Nevada de Mérida, en uno de esos días que el inicio de la jornada nos hace pensar lo hermoso que tenemos frente a nosotros. Espero que igual sea, para lo que está pronto por ocurrir. Hermoso fin de semana les deseo a todos. Nos encantará conocer sus pareceres sobre lo escrito. ¿Se animan?.     

3 comentarios:

  1. Muy emotivo y sencillo tu escrito, lo comparto en todo sentido, desde Ecuador, conociendo al sexto nieto, nos ha tocado vivir estos dias llenos de dolor, por los caidos, y de esperanza por el arrojo y entrega de millones de compatriotas, encabezados por un liderazgo nuevo y comprometido, VAMOS BIEN ���� E Corao

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    1. Hola Enrique: gracias por tu comentario. Saludos a los tuyos en especial al nuevo nieto. H.

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  2. Seguimos aqui, en esta esquina, en la acera de enfrente, contra viento y marea; campeando las vicisitudes, pero con la esperanza que nuestra modesta presencia, ayude a los jòvenes a seguir adelante dentro del paìs; y a los que estàn fuera, que sepan que no nos hemos rendido.

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