jueves, 16 de febrero de 2017

!Y el pan de piquito también!



El pan es junto con el aceite y el vino, uno de los tres primeros alimentos elaborados por la especie humana. Alrededor del año 8.000 a. C. ya nuestros ancestros hacían pan: ¡Casi nada, ayer pues! 

Imagen: ver nota.
Actualmente, los economistas consideran que el precio y el consumo del pan en las sociedades es uno de los datos fundamentales para saber cómo está su economía.  

Las estadísticas de la producción y el consumo del pan son fundamentales para calcular el costo de la vida en las sociedades y conocer la fortaleza del aparato productivo. Lo que deseo expresar es que, según cómo se encuentre la producción y el consumo del pan en una sociedad así está la economía: fuerte o débil [1].
El pasado diciembre vinieron hasta casa, en Venezuela,  dos de mis tres hijos que han emigrado al exterior. Cuando quise mostrarles las penurias  de quienes vivimos aquí, decidí pedirles que me acompañaran a comprar pan. Debo expresar que soy un afortunado pues tengo amigos panaderos que sufren de los mismos males míos del azúcar y  que deben hacer pan integral para cuidarse su salud.  Y por supuesto, logro que me vendan unos cuantos panes integrales que guardo celosamente en la nevera y cada desayuno lo acompaño con sólo dos íngrimas rebanadas de pan integral.

La expedición para comprar el pan integral comenzaba  con 36 o 24 horas de antelación. Las preguntas vía telefónica al amigo panadero eran: “¿Tienes pan integral, vas a hacer hoy o mañana, me puedes vender algo –lo suficiente- para no tener que ir la próxima semana a comprarlo?”. Luego de resolver todas esas incógnitas, el amigo me citaba, a la hora adecuada,  tal cual si fuera a venderme  un contrabando de droga, de armas o de C4. Eso de la hora es para que no hubiera una larga fila de pobres venezolanos que estaban tratando de comprar “un pan o el pan”  para su familia.

Más de un pan está restringido –entiéndase canilla, campesino, los más pequeños pueden ser más, pero no muchos-  y ahora está hasta penalizado por alguna oficina de control del gobierno, si te venden más. ¡De eso sí sabe éste régimen! El público también ayuda a controlar cualquier desliz del dueño de la panadería.  Cuando ve entrar al negocio a alguien con cierta familiaridad se pone alerta.  Hay alguien que “tiene preferencia” del dueño de la panadería: “le va a vender dos o tres panes, sin hacer la fila”. “Grave falta revolucionaria”.  

Y claro, luego de Ud. tener una hora o más de espera, para que le vendan una canilla, lo menos que puedes hacer es pensar así y hasta querer hacer cosas más graves contra el negocio y su dueño si alguien se salta la fila o le venden más pan.  Pero, lo que si puede hacer todavía es al menos mirar mal y protestar al furtivo comprador.  Pero, ¿de quien es la responsabilidad de esta situación?  ¿Será del panadero?

Hace unos días leía que la importación de trigo  y los molinos que hacen la harina en el país está en manos del gobierno. Que a cada panadero le venden la harina que un funcionario decide o lo que luego de muchas alcabalas llega hasta su panadería, desde el gobierno.  Entonces, si no hay libre importación de trigo –entre otras cosas por el control de cambio- ¿de quien es la responsabilidad de que no exista harina?. La respuesta es evidente, pero no tan clara para el pobre ciudadano que hace la fila para que le vendan su pan o que recorre una tras otra panadería, en cada ciudad, en busca del elemental alimento .

Un domingo a las 3:30 pm la cola en una de las panaderias de la ciudad


Pero hay más. Ahora el gobierno puso a unos generales a controlar la distribución de alimentos y de los insumos para producirlos.  Pero, cada panadero no puede, según su análisis de costo hacer cualquier tipo de pan, ni tampoco decidir cómo producirlo. El tipo de pan, el peso de cada unidad y el precio de cada uno está fijado: “desde Caracas”.  Y mandan a unos burócratas -que nunca han poroducido nada- a espiar cada panadería para encontrar cualquier desliz y conseguir aliados entre el personal para conocer cuál es la situación de cada panadería y prever el futuro.  No me extrañaría que en unos días –los genios de quienes asesoran al gobierno  en economía-  decidan proponer expropiar  las panaderías y nombrar entonces a un grupo de militares para dirigirlas. Allí sí podremos decir que se acabara el pan en Venezuela y no sólo el de piquito. ¡Todo el pan!   


[1] LA foto del inicio la hemos tomado de: http://www.elclubdelpan.com/mundo-del-pan/panes/breve-historia-del-pan la otra es de nuestra autoría.

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