Edificio de la Escuela de Música de la ULA. |
Al cumplirse la primera década de fundación de la Facultad de Artes de la ULA me
pidieron que escribiera alguna anécdota de sus inicios, cosa que
hice [1].
Ahora se están celebrando dos años más y he querido cumplir nuestra
promesa de narrar mis recuerdos de cómo se incorporó un año después de su
fundación, la Escuela de Música, a la nueva Facultad.
Como recordarán el inicio de la Facultad de Arte de la ULA se produjo
habiendo dejado a la Escuela de Música, en su antigua ubicación institución: la
Facultad de Arquitectura.
Sin embargo, el Consejo Universitario aprobó, a
petición nuestra, que eso ocurriera solo por un año más, hasta que se ganara
en experiencia y sin tener que hacer sufrir los primeros tiempos de la Facultad
de Arte a la Escuela de Música. Así se dijo y aprobó.
Con esa postura se logró
hacer mayoría en el Consejo Universitario y se fundó la Facultad de Arte en
noviembre de 2005.
Para sorpresa de ambas decanas, les llamé un año después para
evaluar la situación y producir la
incorporación definitiva de la Escuela de Música a su ubicación natural, la
recientemente creada Facultad de Arte. Como buenas guerreras, llevaron
documentos, listas de personal, bienes, inmuebles y equipos que se debían ir o
quedar. No fue fácil la discusión, ambas tenían argumentos a favor y en contra
de cada cosa discutida y llegar a los acuerdos costó tiempo y paciencia.
Era evidente que el traslado de la Escuela de Música, a la Facultad,
de Arte, se iba a producir. El punto era cómo, con qué equipos, muebles y
personal administrativo y obrero. La decana de la Facultad de Arquitectura, argüía
que cada cosa era de su dependencia y solo lo había facilitado para que
funcionara allí, la Escuela de Música, pero no se las debían llevar si se marchaba. Aquello parecía
y fue una guerra. Guerra en pequeño, pero al fin de cuentas: guerra.
Luego de mucho estira y encoge, percibí que la decana de
Arquitectura., asumió una actitud displicente y como de desapego. Preocupado pregunté:
¿qué te pasa?
Me miró y dijo: -No voy a firmar ese informe-
Argumenté entonces: -Pero si llevamos horas llegando a acuerdos y transando
cada decisión, por consenso-
-No voy a firmar ese documento-,
me reiteró la decana de Arquitectura.
Pero,
bueno: -cuál es la razón
de perder el tiempo en esta discusión y el estira y encoge de cada decisión-
argumenté.
Pues, es que –ese informe está muy mal redactado- me respondió enfáticamente
la decana de Arquitectura.
La miré fijamente y lo que se ocurrió decirle fue: -eso es fácil de
resolver: redáctalo tú-
Acto seguido –la decana de Arquitectura- tomó la computadora en donde se estaba escribiendo
el informe para trasferir la Escuela de Música a la Facultad de Arte, y comenzó
a mejorarlo hasta concluirlo.
Al finalizar su trabajo, todos firmamos y quedamos de acuerdo en que
la nueva ubicación institucional de la Escuela de Música sería, la Facultad de
Arte.
Han pasado los años y actualmente el decano de la Facultad de Arte es
un profesor de la Escuela de Música. Así mismo, sus alumnos, profesores y
personal administrativo y obrero se ha incorporado de manera excelente y se
siente parte de su actual ubicación institucional. En hora buena, feliz aniversario y
muchos éxitos
Nota:
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